Siempre me ha enloquecido la lencería. El metro hecho de pensar qué prenda me pondré para una cita ya me excita (Ups! Me salió un pareado! Jajaja!) Disfruto poniéndomela, la verdad. Tengo otros dos cajones con mi ropa íntima deportiva porque no me gusta llevar mi lencería fina al gym. Lo cierto es que quiero darle otra vida a todos esos artículos y explorar ahora mi lado fetichista y kinki. Aquí puedo venderte mis pequeños tesoros: lavados y perfumados, dobladitos y envueltos en papel de seda. Manchados por mi crema rica que humedece mis tanguitas cuando pienso en mandarte el paquete que me has encargado. Los taconazos usados por mí, zapatillas de deporte, mallas sudaditas, calcetines.... No hago vídeos ni mando fotos que no sean de las prendas que vendo. Las vendo limpias, sucias, muy viejas, etc. Se me acaba de ocurrir cómo podría mandarte el tanga que aparece en la foto. Por cierto, es el que llevé el día de mi boda. Espero que disfrutemos de esta experiencia!